lunes, 7 de julio de 2008

LA SOLEDAD Y EL SILENCIO DEL PODER




El articulo que leerán a continuación es del colega Osvaldo Santana, del periodico El Caribe, muy buen articulo que muestra la ansiedad del pueblo dominicano, que espera una respuesta contudendente e inmediata ante la grave crisis que asoma no solo al país sino a todo el mundo, el tema del alza de los combustibles, la carestia de los alimentos de primera necesidad, el transporte y otros topícos de economía y actualidad son reflejados sin ningún tipo de apasionamiento partidista u opositor. El país necesita de soluciones practicas rapidas y efectivas para palear los efectos de los aumentos, antes que esto se convierta en un hervidero que podría traer como consecuencias, estallidos sociales y huelgas que al fin y alcabo dejan más perdidas que ganancias. Mi respuestas y soluciones en el proximo post, a fin de que el lector pueda entrar en sintonia y juntos de la mano poder atravesar este mar rojo que cada vez se cierra más.


Ya el petróleo sobrepasó los 140 dólares y la perplejidad no es para menos. No se observan signos de que la escalada vaya a detenerse.
El desmadre petrolero, combinado con la disparada de los alimentos y las materias primas en general, como el acero y componentes básicos de los procesos productivos, plantea una situación inédita a los dominicanos, que todavía no se imaginan con propiedad cómo la encararán, con excepción de algunas medidas dirigidas a calmar a los transportistas.

Mientras, la administración Fernández luce bajo shock. El presidente Leonel Fernández apenas ha esbozado algunas ideas frente al drama de los alimentos, y en una reunión con productores de la región Norte, el 27 de julio, anunció la creación de un Consejo de Seguridad Alimentaria, mediante el decreto 243, y arengó a los concurrentes con la certidumbre de que el país encarará la nueva situación. Pero el decreto no incluyó a los productores.

Los opositores, todavía bajo el influjo de la derrota electoral, y también bajo el impacto de la nueva realidad, han expresado de manera dispersa algunas ideas, y se conforman con reclamar que el Gobierno reaccione.

Pero ¿qué hacer? Ni siquiera los economistas se aventuran con propuestas organizadas y desde todos los ángulos es fácil percibir que es a las autoridades a quienes corresponde hablar y actuar. Y pese a algunas voces, parecería que lo más aconsejable es que lo hagan con paciencia y muchísima prudencia.

El Gobierno acudió a los brazos del Fondo Monetario Internacional (FMI), y tras una misión encabezada por Murilo Portugal, llegaron algunas recomendaciones.

Mientras tanto, el Gobierno trata de conseguir la buena voluntad de algunos sectores políticos remisos y a veces resentidos, para la adopción de un adecuado programa de valor estratégico.
En efecto, Agripino Núñez Collado trata de alcanzar un diálogo a través del Consejo Económico y Social.

También el Gobierno sigue a la espera de una mejoría de los intercambios petroleros con Venezuela y busca algo similar en Brasil. Pero los factores internacionales siguen impactando el país, y la gente espera respuestas.
Las alzas de los combustibles no paran, lo mismo que la comida, disminuye el circulante y suben las tasas de interés bancarias, y dramáticamente las inmobiliarias, suben los materiales de construcción, hay claras amenazas a una devaluación, el país está pagando en el exterior mucho más de lo que exporta, y eso implica a todos, desde los compromisos del Gobierno hasta el sector privado, incluidos brutalmente los consumidores.
Hasta las remesas tienden a resentirse, con los impactos del petróleo en las economías del primer mundo.

La criminalidad alarma, al mismo tiempo que la sociedad se ve zarandeada por las traiciones de profesionales que corrompen instituciones como la Cámara de Cuentas, juzgada por unos congresistas que se subieron sus salarios de 116 a 175 mil pesos mensuales para capear una crisis que afecta a todos.

Pero la República no ha de morir y la población espera. No quizás con la paciencia del Presidente, que organiza su respuesta para el 16 de agosto. Espera con el peso de tantas cargas sobre los hombros y rabiosamente confesa en aquel dicho: ¿Hacia dónde llegará esto?
Vuelta al campo
El presidente Fernández se reunió con los productores agropecuarios y formó un Consejo para la Seguridad Alimentaria, pero no incluyó a los productores.
La agropecuaria, en medio de la crisis global, representa para muchos una oportunidad: la gran demanda interna, la demanda haitiana, puertorriqueña, el Caribe oriental, Venezuela, la costa este de EU y la Unión Europea, siempre que el Gobierno retorne al campo y apueste la producción nacional, con productos como el maíz, abandonados por su baja rentabilidad por la desleal competencia de los subsidiados productores norteamericanos.
Gobierno consulta con el FMI
El Gobierno está en consulta con el FMI y busca una suerte de monitoreo, quizás tratando de autocontrolarse frente a la amenaza que representan para la economía local el gasto corriente y los subsidios generalizados. El FMI ha aconsejado:

-Una política monetaria restrictiva para contener en forma sostenida la inflación y las expectativas inflacionarias, así como una política fiscal que mejore las finanzas públicas y permita que el Gobierno proteja a los sectores más vulnerables al alza de precios de los alimentos y la energía. Los subsidios serían focalizados.

-En vista de lo costosa que podría ser para la política monetaria controlar la inflación y reducir el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, la política fiscal debe jugar un papel preponderante.
“Uno de los objetivos clave de una política de largo plazo debe consistir en aumentar la oferta de alimentos agrícolas básicos mediante el impulso a la producción nacional, brindando semillas y fertilizantes y acceso a la financiación y adoptando medidas para mejorar la productividad agrícola…”

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