Fotos y reportajes de fuentes externas: Clave Digital , periodico 7 Días.
PAYA, Bani.-Los 7 hombres que fueron acribillados la madrugada del lunes, en un caso que según las autoridades está ligado al narcotráfico internacional, tenían planes de permanecer por mucho tiempo en este paradisíaco rincón del sur de la República Dominicana, a juzgar por los arreglos que habían comenzado en una vivienda y los modernos equipos de comunicaciones que instalaron. Según han revelado las investigaciones de la Policía Nacional y del Ministerio Público, por lo menos una de las casas que los presuntos narcotraficantes tenían en su poder, había sido equipada con modernas tecnologías de telecomunicaciones , incluso con parábola para comunicación telefónica, y estaba en proceso de reparación en su estructura. En la parte trasera de la residencia fueron colocadas dos parábolas que, según fuentes de los investigadores, se utilizarían para interceptar llamadas internacionales. Asimismo, se observaron dos construcciones que serían utilizadas como almacenes de gran resistencia. En el interior de la edificación hogar fueron hallados muebles y electrodomésticos en óptimas condiciones, al parecer recién adquiridos, entre los que se destacaban 2 televisores plasma, un reproductor de DVD, una piscina plástica, una nevera, una estufa, una maquina de hacer ejercicios, una docena de sillas, dos abanicos y objetos diversos de uso doméstico. A la casa le fue construida una cancha para jugar baloncesto Según el fiscal adjunto de la provincia, Miguel José Cuevas, el Ministerio Público está haciendo un inventario para determinar el valor que tienen los bienes incautados. Según las últimas informaciones extraoficiales, la matanza de los siete hombres se debió a un asalto hecho por otro grupo ligado al narcotráfico, que habría cargado con 1,200 kilos de cocaína y con más de US$200 mil. Aunque el grupo fue secuestrado alrededor de las 10 de la noche del lunes, y los cadáveres lanzados al matorral en la madrugada del día siguiente, no fue sino hasta pasado el medio día del martes cuando las autoridades revelaron lo ocurrido. Un pueblo atemorizado La comunidad de Ojo de Agua y el municipio de Paya, de alguna manera han sido transformados por la matanza y las revelaciones de que la zona era escenario para operaciones de poderosas bandas de narcotraficantes internacionales. La gente lucha por volver a su vida normal de todos los días, pero no es ajena a la gran cantidad de periodistas que desde el martes ha estado recorriendo la zona, entrevistando a las autoridades, tomando fotos y fílmicas, y tratando de obtener la impresión del hombre y la mujer comunes. Pero el miedo ha impuesto el silencio. La gente no quiere hablar con periodistas ni con extraños. En muchos casos, para salir del paso, los señores y las señoras Paya afirman que no viven en lugar, que están allí de paso, y que no saben nada de lo ocurrido. Otros comentan, con excesivo cuidado y cuidándose de que nadie les tome fotografías, que todo el mundo sabía que “algo raro” pasaba con el grupo de extranjeros que se había asentado en Ojo de Agua, y que exhibían un bienestar que no se correspondían con ninguna actividad productiva conocida. Un cadáver que nadie reclama Una muestra del pánico que ha generado el ajusticiamiento de los siete hombres es que ningún familiar, amigo ni conocido se ha presentado por ante las autoridades para reclamar el cadáver del único dominicano entre las víctimas, el hombre sólo identificado como “Manolo”. El cadáver del dominicano se encuentra en la sede regional del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) en la provincia Azua, vecina de la provincia Peravia, ambas situadas en el Sur de la República Dominicana. Según el fiscal adjunto que lleva el caso, Miguel Cuevas, serán enviados a Santo Domingo los cadáveres de los extranjeros (colombianos y venezolanos), para que sean trasladados a las embajadas de sus respectivos países, pero en el caso del dominicano aún no ha sido reclamado por sus familiares. “Manolo es dominicano, aparentemente es de Paya, Bani, pero lo extraño hasta ahora es que ninguno de sus familiares ha acudido al INACIF para reclamar el cadáver”, dijo Cuevas. Augusto Alberto Daneri Andujar, un dominicano residente en el ensanche Piantini, servía de testaferro al cabecilla venezolano del grupo ejecutado en la madrugada del martes por asuntos vinculados al narcotráfico.
En una rueda de prensa encabezada por el relacionista público de la Policía, Nelson Rosario, la institución dijo que Daneri Andujar habría comprado varios vehículos y alquilado apartamentos para el uso de Darío José Atencio Vargas (El Don, El Jefe), de 56 años, cabecilla del grupo, y cuya identificación fue realizada por Geisy Perozo Luque, también venezolana, con quien el mantenía en vida una relación sentimental. Perozo Luque también identificó a Eduardo León (Negro o El Gordo), de 39 años, y a Antonio Zuluaga Mustiola y/o Cerino Enrique Marín Gutiérrez (El Washi), de 45 años. Marín Gutiérrez, según la Policía, tenía un amplio prontuario internacional de tráfico de estupefacientes y había sometido en la República Dominicana en 1997 por un alijo de cocaína. A Perozo Luque, residente en la Torre Polar de la calle Salvador Sturla, le fue decomisada una yipeta y un carro, propiedad de Atencio Vargas. Fue identificada como la compañera de Atencio Vargas por Daneri Andujar. Durante la rueda de prensa, Policía informó del traslado de la dotación policial de Paya, ahora bajo investigación para determinar hasta dónde está involucrada en los hechos.En relación al caso están siendo investigadas otras seis personas identificadas por la doméstica de la casa de donde fueron secuestrados los ejecutados como asiduos visitantes.
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