
"Nos resistimos a desaparecer"
Indígenas de
Colombia, Ecuador, Perú y
Brasil reivindican durante un encuentro en Bogotá su derecho a formar parte de las políticas estatales.
EL Clarin de Colombia.“Nos resistimos a desaparecer
Si esto no ocurre, afirmaron varias voces en este seminario organizado por el Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos, las nueve comunidades indígenas que comparten este territorio podrían desaparecer. Para ellos, no hay fronteras; "desde los Estados nos dividieron, antes no teníamos límites", afirmó César López, un indígena huitoto. Por eso, Sebastián Jansasoy de la comunidad inga hizo un llamamiento: el primer paso que deben dar los países amazónicos es entender que estos territorios limítrofes son territorios ancestrales que deben integrarse.
Las políticas nacionales e internacionales —repitieron en muchas ocasiones— están acabando con la biodiversidad generando explotación de recursos naturales y acabando con la identidad de estos pueblos. Y uno a uno repasaron los eslabones de la cadena de atropellos que los han ido extinguiendo: las bonanzas del caucho, las pieles, las maderas, el petróleo y la coca que, en el caso colombiano, arrastró detrás de sí todo tipo de violencias.
La fumigación los está dejando sin alimentos, los planes militares contra la guerrilla llevan al desplazamiento, y muchas acciones de la fuerza pública han significado para ellos desapariciones y atropellos. Están de acuerdo con la iniciativa gubernamental de erradicar la coca, pero piden respeto a su cultura. Para ellos, la coca es una planta sagrada indispensable para su vida espiritual.
Respeto al territorio
Chapal, de 32 años, se niega a aceptar que su comunidad camine hacia la extinción. No hace mucho, los cofanes sumaban 25.000. Hoy, apenas quedan 901 en Putumayo; al otro lado de la frontera, en Ecuador, hay otros 800. Además, apenas tienen un 20% de su territorio amparado en una reserva indígena. “Como cofanes, estamos convencidos de que hemos hecho aportes importantes para el verdadero desarrollo del país”. Y cita ejemplos: los médicos tradicionales —como el taita Querubín, presente en el encuentro siempre con su atado de collares colgado al cuello— tienen el don de curar muchas enfermedades que la ciencia occidental no puede curar.
“¿Será que esto de salvar vidas no es importante para el país?”, se pregunta este joven indígena, estudiante de etnoeducación. Y continúa con los ejemplos: un pueblo que ha contribuido a conservar la armonía entre los hombres y con la naturaleza. Para este indígena, “el calentamiento global es un invento de la sociedad occidental. El problema es qué estamos haciendo nosotros para que no se manifieste la naturaleza”.
En definitiva, lo que piden es el respeto de sus territorios, de su especial manera de estar y entender el mundo, de su lengua, de su manera de gobernarse y de hacer justicia. “Hay una serie de conocimientos que tiene este pueblo indígena que en nuestros sentir queremos compartir; ése es nuestro mandato espiritual”, concluye Chapal.
Vulcanus, Berlin, Febrero 2008 .- El joven cineasta ecuatoriano Carlos Andrés Vera, presentó el largometraje "Taromenane, el exterminio de los pueblos ocultos" en el festival de Cine en Berlín "La Berlinale 2008". Este documental es una denuncia a la destrucción y masacre del pueblo Taromenane que vive en la zona del parque Yasuní, en la amazonia ecuatoriana. El fin de de Vera es sensibilizar al pueblo ecuatoriano a comprometerse y defender sus riquezas humanas, manifiesta: "luego de que se enteren de esto se conmuevan y una vez que eso ocurra, entonces se tomen acciones porque podemos hacer muchísimo para erradicar esta desgracia".Los Taromenane y Tagaeri son un clan descendiente de los Huaorani y hablan la lengua huarani Wao-Terero. Tanto los Tagaeri y Taromenane son reconocidos por sus gigantes lanzas y son considerados como uno de las tribus más bravas de la Tierra. Hay una sangrienta historia de los encuentros entre estos dos grupos y los trabajadores de las empresa petroleras, los madereros y colonos.
El sacerdote capuchino Miguel Ángel Cabodevilla viene estudiando desde hace 30 años la situación de los indígenas de la Amazonia y ha denunciado la matanza de 30 Taromenane y Tagaeri en el año 2006, con muy poco resonancia y solidaridad. Recién el 15 de Febrero del 2008 el gobierno ecuatoriano ha ordenado la investigación de la matanza irracional del 2006, matanza efectuada por los Huaoranis y pistoleros pagados por los madereros. Hasta ahora no se han tomado medidas urgentes de protección de este tesoro humano viviente.
Como es posible que se mate la memoria del último pueblo de la tierra que no tiene contacto con el mundo moderno, que son cazados 30 humanos como animales salvajes en pleno siglo XXI, por grupos de madereros ilegales. Esto es un crimen a la humanidad, acciones de ese tipo no pueden ni ser toleradas, ni comprendidas ni perdonadas. Los madereros, colonos o petroleros o misioneros no tienen nada que hacer en esos territorios que les pertenece desde siempre a esos dos grupos únicos en el planeta. Treinta vidas de un pueblo, que como decía: "García Márquez, nunca más tendrá una segunda oportunidad sobre la tierra".
Carlos Andrés Vera Cineasta dice: "lo más importante es entender que estamos hablando del exterminio de pueblos no contactados. El comercio ilegal de la madera es lo que puede determinar o no en este momento la extinción de los Taromenane". Absurdo!. Los madereros talan el cedro en el Yasuní que finalmente lo venden en el mercado negro a 12$ el tablón.
La solidaridad y ayuda a estos pueblos debe ser inmediata y sin compromiso alguno.
*Tagaeri eran parte de los Huaorani,. Después de la evangelización agresiva de los 60, los Tagaeri al mando de Tagae, renunciaron al contacto con el mundo moderno, con las petroleras y otras comunidades indígenas y se propusieron defender su territorio, al comienzo fueron unas 30 personas, pero fueron aumentando con los Huaorani que renunciaban a la evangelización.
Se han dado muchos enfrentamientos con los petrolero , con indígenas que intentaron varias veces apoderarse de sus mujeres, como en el caso de Omatuki, muchacha Tagaeri, secuestrada por un grupo Huaorani. Los tivieron enfrentamientos con los madereros que explotan los árboles de aguano ilegalmente en zonas o territorios que pertenecen exclusivamente a los Tagaeri. En la época actual quizá no existen Tagaeris, tal vez algún niño tagaeri integrado algún grupo indígena, en la década de los 90 los petroleros utilizaron a los Huaorani, para defenderlos de los Tagaeri y forzarlos al contacto con los Tagaeri.
*Taromenane, un grupo cercano a los Huaorani, pero con características diferentes en el lenguaje y la forma de trabajar las casas y sus armas, estos dos pueblos han tenido encuentros bélicos unos cien años atrás. Los Taromenane están instalados en la frontera con el Perú, en zonas totalmente despobladas. Se sabe muy poco de los Taromenane, solo relatos antiguos de los Huaorani, donde los pintan como guerreros tan rápidos como el jaguar y con unas armas precisas y muy grandes.
En abril del 2003 Taromenane fueron masacrados por un grupo de Huaorani, el clan Babeiri, alentados por los petroleros y madereros, incursionaron en territorios antiguos de los Tagaeri, pero no encontraron a ningún Tagaeri, a cambio encontraron a una familia Taromenane, la cual fue masacrada, murieron 15 personas, entre niños y mujeres, este crimen étnico fue interpretado como un acto tradicional, "justicia indígena"
Todos los pueblos del mundo tienen derecho a existir, independientemente de haber decidido o no mantenerse fuera de cualquier tipo de contacto con el mundo externo. Lastimosamente en Ecuador se conoce my poco sobre los pueblos Taromenane y Tagaeri, las investigaciones que han realizado los misioneros y el Instituto Lingüístico de Verano, no han quedado en el Ecuador, sino fue entregada exclusivamente a las empresas petroleras y mineras.
No podemos defender un pueblo tratando de aplicar una constitución o leyes no aptas. Cualquier tipo de contacto es peligroso ya sea por las enfermedades desconocidas en esas regiones o normas morales y leyes judiciales que no son aplicable para esos pueblos.
La explotación petrolera en América del sur no ha tenido un factor decisivo en el desarrollo cultural, social del país, al contrario la explotación del petrolero han significado miseria, dependencia económica, desintegración social y política y retroceso en el campo educacional y en la medicina.
Si queremos ayudar a los pueblos ancestrales a seguir subsistiendo, ayudarles a que se respete sus territorios, tanto por los petroleros, madereros e indígenas. Debemos hacer cumplir en Ecuador, en el resto de América el Convenio 169. Los pueblos indígenas del mundo luchan por sus derechos y la aplicación del Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo, luchan por la legalización y amparo de sus territorios, aplicarlo es deber de todos los estados.
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