El año 2008 y el gobierno de Bush, serán recordados en la historia por varios acontecimientos. En primer lugar por la crisis financiera que ha globalizado la recesión iniciada en Estados Unidos, y por la victoria en las elecciones presidenciales de ese país, del candidato demócrata Barack Obama. El primer afronorteamericano en llegar a la presidencia.
Dos acontecimientos históricos que coinciden con el pronóstico de que la hegemonía estadounidense en un mundo unipolar, ha llegado a su fin.
Fue además un año que para América Latina se inició con una ofensiva de las fuerzas de derecha, con procesos separatistas en Bolivia, la agresión de Colombia a Ecuador -para bombardear y asesinar al dirigente de las FARC Raúl Reyes-, la rebelión de los productores de soja en Argentina, un levantamiento indígena en Perú, y una mayor presencia de grupos narcotraficantes amenazando a varios gobiernos, y la instalación del paramilitarismo colombiano dentro de Venezuela en una estrategia de desestabilización a largo plazo.
Algunas tendencias políticas insinuadas a principio de año se i
ncentivaron, mientras otras se desactivaron casi definitivamente. Por ejemplo, después de marzo era casi seguro una reforma constitucional y la reelección de Alvaro
Uribe en Colombia, tras resistir todas las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos y vínculos con los grupos narcoparamilitares. Sin embargo, ya a fines de año, la reelección sólo queda como un sueño y el apoyo que tenía el mandatario comienza a disminuir tras la crisis de las llamadas pirámides financieras y la denuncia del asesinato de jóvenes pobres de las ciudades y campesinos para ser presentados por el ejército como guerrilleros caídos en combates y cobrar los premios otorgados por el gobierno dentro de su proyecto de "seguridad democrática".
Relevo en la Casa Blanca
El 2008 comenzó con la carga de ser el año de elecciones presidenciales en la mayor potencia del planeta, por lo que muchos acontecimientos locales eran abordados con esa óptica.
En el partido Demócrata, Hillary Clinton y Barack Obama eran los principales candidatos, mientras que entre los republicanos, el senador y veterano de la guerra de Vietnam, John McCainy el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani recibían las mayores adhesiones.
En un proceso electoral considerado el más costoso de la historia, más de 2.400 millones de dólares gastaron los dos candidatos presidenciales que se enfrentaron en noviembre (en total los dos partidos gastaron más de 5.300 millones), finalmente se impuso con amplia ventaja el candidato demócrata. En ese desenlace pesaron los 8 años de mandato de George Bush, con dos guerras iniciadas al inicio y aún sin concluir, y la crisis financiera más grave de los últimos 70 años alentada por una política económica neoliberal. Los ocho años de gobierno de Bush han sido nefastos para los más pobres en su país, pero una bendición para la industria armamentista y los sectores más poderosos de la sociedad.
Bush recibió de su antecesor, el presidente Bill Clinton, un superávit fiscal de 236.000 millones de dólares en el 2000, que en poco tiempo transformó en déficit y que se estima alcanzará los 500.000 millones cuando se cierre el año fiscal 2007. Inició su mandato reduciendo impuesto a los más ricos y recortando gastos en la seguridad social, subsidios de enfermedad, etc. Al mismo tiempo permitió que creciera la campaña contra los inmigranres ilegales al punto que fue uno de los temas principales de la campaña electoral. Se autoproclamó un "presidente para la guerra" cuando su país sufrió los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York y en la sede del Pentágono en septiembre del 2001, aunque después algunos de sus colaboradores revelaron que antes de los atentados ya tenía planes para lanzar una guerra contra Irak.
Bush puede vanagloriarse también de haber destruido los pocos visos de respeto a la legalidad internacional y de establecer una estructura internacional de cárceles secretas para practicar torturas, desapariciones y retener indefinidamente a supuestos "terroristas" sin acusación ni proceso.
Fin de la hegemonía yanqui
En sus "méritos" el presidente Bush puede anotarse también que no logró imponer una solución al conflicto de Medio Oriente, como había anunciado en diciembre del 2007 en la Cumbre de Annopolis, no logró impedir el programa nuclear iraní ni establecer sanciones drásticas a ese país. En cambio si puede atribuirse la mayor crisis financiera y económica de los últimos 70 años, y finalmente, su nombre podrá ser recordado por poner fin a la era de la supremacía militar y económica de Estados Unidos en el mundo. Hasta un informe de inteligencia norteamericano concluye que para poco más de 10 años, Estados Unidos tendrá que compartir el dominio del mundo con otras naciones.
Un documento dado a conocer por el Consejo de Inteligencia Nacional, sostiene que antes del año 2025 estallarán grandes conflictos por el dominio de mercados y materias primas y augura un superpoblado y complejo mundo multipolar, sumamente fragmentado, donde Estados Unidos tendrá una mermada influencia.
El informe expresa que ya ha pasó la era en la cual el predominio norteamericano se daba por descontado, argumenta que en la nueva situación mundial el sistema occidental perderá todo su esplendor a mediano plazo y pronostica que la Unión Europea estará muy dividida, lo que impactará negativamente en el poderío militar que hoy detenta la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La enorme crisis militar, económica y de prestigio internacional a que Bush ha conducido a Estados Unidos, está abriendo paso, según diversos analistas internacionales, a la confección de un mundo multipolar, enterrando la supremacía que desde la caída del Muro de Berlín, había sostenido el imperio norteamericano.
La debilidad y falta de liderazgo de Estados Unidos quedó de manifiesto al desatarse la crisis financiera. Las propuestas de soluciones partieron desde fuera de Estados Unidos, ya que el inquilino de la Casa Blanca parecía más preocupado en hacer sus maletas que contribuir a aclarar la situación económica.
La crisis financiera
Los primeros síntomas de la crisis financiera comenzaron a manifestarse el pasado año 2007 con la quiebra de instituciones crediticias que ofrecían préstamos para la compra de viviendas. Al principio todos parecían conformarse con la quiebra de algunas instituciones y la concentración del mercado financiero en pocas instituciones. Pero la quiebra hipotecaria era mucho más profunda.
A la crisis hipotecaria se le sumó la subida desenfrenada de los precios del petróleo y los alimentos que agravaron aun más la situación, todo en medio de una especulación brutal en las Bolsas de Valores.
En marzo del 2008 el gobierno norteamericano tuvo que avalar la compra del fondo de inversiones Bear Stern por la banca Morgan. En julio, el Estado debió salir al rescate de las dos mayores financieras hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae -entre ambas tenían el 50% de las hipotecas del país-.
El 15 de septiembre, el Banco de Inversión Lehman Brothers pidió protección crediticia ante la ley, oficiamente declarándose en quiebra financiera. Mientras tanto, el banco de inversión Merrill Lynch fue adquirido por Bank of America, a mitad de su valor real, y el fondo de inversión AIG tuvo que ser capitalizado por el Estado.
Finalmente en octubre, el Congreso norteamericano aprobó el plan de rescate financiera por 700.000 millones de dólares, sin que hasta ahora haya ayudado a revertir la situación. El paquete fue considerado el pago de un chantaje de los grandes bancos alEstado, bajo la amenaza de declararse en quiebra y cerrar. Ahora el sector industrial, con los fabricantes de automóviles a la cabeza, reclaman un salvataje similar.
El presidente electo Barack Obama anuncia en tanto un programa de inversiones estatales para crear 2,5 millones de empleos, en una propuesta similar a la del "New Deal" del presidente Rooselvelt para salir de la crisis de 1929.
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